Las calderas de lecho fluidificado
Las calderas de lecho fluidificado permiten quemar combustibles pobres. con poca preparación para su introducción en el hogar, consiguiendo reducciones de hasta el 95% de emisiones de óxido de azufre por acción de la caliza, rebajando también las emisiones de oxido nitrógeno (por ser la temperatura de combustión en el hogar en torno a 850ºC), por lo que este tipo de caldera industrial está actualmente en un considerable desarrollo.
Las calderas de lecho fluidificado se pueden clasificar en tres tipos:
- Burbujeante: Prácticamente no se producen arrastres de partículas. La velocidad máxima del gas a través del lecho es de 3,5 m/s.
- Circulante: Se producen arrastres de partículas que se recogen en ciclones especiales. Devol viéndose al hogar. La velocidad de los gases de escape puede alcanzar los 9 m/s.
- Presurizado: Hogar presurizado permitiendo la mejora del rendimiento total del ciclo.
LECHO FLUIDIFICADO BURBUJEANTE
Se utiliza en calderas industriales de baja producción de vapor y se usa para quemar tanto carbones como residuos de madera (cortezas, serrín, etc.) o lodos procedentes de procesos industriales.
LECHO FLUIDO CIRCULANTE
El carbón y la caliza son introducidos en el hogar y los gases, antes de pasar por los haces vaporizadores y los sobrecalentadores, son procesados en un ciclón que reinyectará los sólidos dentro del hogar.
LECHO FLUIDIFICADO PRESURIZADO
La turbina suministra el aire procedente de la combustión a alta presión al combustor y los gases de escape, después de haber sido limpiados en ciclones, se acciona la turbina de gas. El vapor se produce en el haz tubular del combustor y acciona una turbina de vapor. La turbina de gas produce alrededor del 20% y la turbina de vapor del orden del 80% de la potencia eléctrica.
La temperatura de combustión en las calderas de lecho fluidificado de este tipo, es del orden de los 850 ºC, mejorando las emisiones bajas de óxidos de nitrógeno. Se utiliza dolomita o caliza como absorbente alimentado con el carbón, las emisiones de óxido de azufre pueden reducirse hasta un nivel muy bajo (entorno al 90-95% es una reducción normal). Se puede deducir que en este caso, se pueden utilizar carbones con altos contenidos de azufre y de cenizas.
